Los niños son seres delicados por naturaleza. Cuando nacemos estamos totalmente indefensos y somos vulnerables a cualquier tipo de agente externo o interno, que puede poner en riesgo nuestra salud. Padres y madres son muy conscientes de ello y por eso se encargan de tratar con mucho mimo y precaución a sus hijos recién nacidos, aunque en ocasiones éstos ya traen problemas desde que estaban en el útero.
Enfermedades congénitas las hay más graves y más leves, aunque todas ellas merecen atención especialmente teniendo en cuenta que los niños son pequeños (es decir, vulnerables), aún tienen que desarrollarse y esos problemas podrían interferir negativamente en su salud presente o futura.
La ptosis, una afectación a la salud del menor
Uno de estos casos que no es especialmente grave pero sí requiere control por lo que pudiera provocar es la ptosis palpebral congénita. No se trata de otra cosa que de niños y niñas que nacen con uno de los párpados caídos, algo que como explica el doctor José Nieto, especialista en oculoplastia, puede ocasionar problemas de visión:
“En este caso el párpado ocluye el eje pupilar, por lo que impide el normal desarrollo de la visión y tiene un alto riesgo de desarrollar un ojo vago (ambliopía)”.
Para situaciones como ésta la cirugía de párpados es una opción muy adecuada, ya que extirpando el sobrante de músculo que ocasiona la caída del párpado el paciente obtiene una mirada despejada y sin impedimentos para el normal desarrollo de la visión, algo que es especialmente importante en pacientes de corta edad. La ptosis congénita es solucionable y algo muy recomendable de tratar dada la protección especial que debe darse a unos seres que son especialmente delicados, los niños, y que tienen mucho por hacer y por ver.
